1. Enseñémosles a vivir en el aquí y el ahora con honestidad y agradecimiento, sin tener la necesidad de tenerlo todo controlado. Aprendiendo a abrazar el cambio, a dar la mano a lo imprevisible, a aceptar lo inesperado poniendo foco en lo importante.
2. Hablemos del error siempre en términos positivos, eduquémosles a verlo como una gran oportunidad para aprender y volver a empezar, para buscar una mejor versión y seguir hacia delante..
3. Demos a nuestros hijos oportunidades para fallar, para que puedan aprender a hacer frente a sus tropiezos. Ayudémosles a buscar soluciones evitando la sobreprotección o la permisividad excesiva. A través del error podremos saber cuáles son las herramientas con las que cuentan nuestros hijos para hacer frente a las adversidades de la vida, cómo las usan y cuáles son las que necesitan adquirir.
4. Convirtámonos en el mejor de los ejemplos a la hora de asumir nuestros propios errores, hacerles frente y gestionar nuestras emociones. Pidamos disculpas cuando nos equivoquemos con humildad y sin excusas.
5. Expliquémosles la necesidad de entrenar a diario la perseverancia y la valentía sin excusas ni postergas. A trabajar duro por aquello que desean, a creer que a la derrota se le gana con voluntad, constancia y actitud.
6. Acompañemos a nuestros pequeños con cariño y comprensión, entendiendo el miedo o la frustración que les puede provocar hacer frente al error. Démosles la seguridad que necesitan repitiéndoles a diario que estamos a su lado sin condición.
7. Enseñémosles a pedir ayuda siempre que lo necesiten sin miedo al ridículo, buscando los mejores aliados en sus proyectos.
8. Ayudémosles a marcarse metas razonables para que se sientan satisfechos y orgullosos cuando las consigan. Propongámosles retos diarios a los que se puedan enfrentar, buscando nuevas respuestas y cultivando la curiosidad.
9. Fomentemos la confianza en sí mismos sin permitir que los fracasos les llenen de reproches o se sientan avergonzados cuando se equivocan. Ayudémosles a conocer sus defectos y virtudes, sus fortalezas y debilidades sin comparaciones con sus hermanos.
10. Animémosles a tomar decisiones sin que les tiemble el pulso, asumiendo las consecuencias que éstas puedan tener. A no culpar a los demás de sus errores ni justificarlos sin sentido.
11. Ayudémosles a encontrar eso que les hace diferentes, únicos e irrepetibles, a pelear con agallas por sus sueños alentándolos en cada uno de sus progresos.
Ojalá que TODOS seamos capaces de entender que al final la VIDA es un gran reto que se mide por las dificultades superadas y por todo lo conseguido con ilusión y trabajo.
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